25 diciembre 2023

Explorando el Pantanal Sur. Sao Joao.



Aún era de noche cuando nos levantamos, dispuestos a explorar los alrededores de la posada.
Tardamos un rato en pasar a desayunar ya que otro maravilloso amanecer en el Pantanal nos obligó a acercarnos hasta las orillas del lago para ver cómo el sol daba vida a un nuevo día.






Cuando terminamos de llenar nuestros vacíos estómagos con el abundante y rico buffet de la posada, mantuvimos una charla con uno de los guías que trabajaba allí. Le preguntamos hacia dónde podíamos dirigirnos para dar un paseo por los alrededores en busca de la fauna local.
Nos comentó que no era fácil avistar mamíferos pero que podíamos dar una vuelta durante la que veríamos numerosas aves y con suerte, algún armadillo, agutí y monos.
Nos preguntó si teníamos algún programa de GPS instalado en nuestros móviles ya que si era así, nos podía pasar las rutas que solía hacer él con los turistas.
Nos pareció una idea fantástica y así lo hicimos. Nos mandó los tracks y los abrimos con "Maps" y con el Orux que es mi aplicación favorita para estos casos.
Ya teníamos el plan para la mañana...

Sin perder tiempo, preparamos una pequeña mochila con agua, prismáticos y las cámaras de fotos y salimos de la posada siguiendo el rumbo que nos marcaba el GPS. 
Cuando salíamos de la posada, oímos a lo lejos una pequeña advertencia del guía que nos avisaba de que podía haber algo de agua en la ruta.
La caminata empezó a través de verdes praderas salpicadas de pozos de agua repletos de ibis, espátulas rosadas, tuiuius, garzas y otras muchas especies de aves. No tardamos en internarnos en algún pequeño bosque que nos permitía refugiarnos del sol durante unos minutos.
El paseo fue discurriendo entre las verdes praderas inundables y los bosques que surgían en las zonas mas altas donde seguramente no llegaba el agua en la época de lluvias.
Algún tímido agutí que huía rápidamente y una bonita serpiente verde que también desapareció de inmediato, nos sorprendieron en el interior de un pequeño bosque.





Espátula rosada o sibiya (Platalea ajaja)

                                                    Ibis afeitado  ( Phimosus infuscatus )





Las praderas verdes comenzaron a mostrarse muy húmedas y nuestro calzado empezaba a mojarse un poco pero nada preocupante.
En un momento dado, cuando nos encontrábamos cruzando un bosque, vi un avispero en el suelo muy cercano al camino por donde pasamos todo el grupo.
Unos segundos después me vi rodeado de un grupo de avispas que no parecían estar muy contentas de nuestra presencia; o mejor debería decir de MI presencia porque todas fueron a por mí mientras el resto miraban atónitos el espectáculo.
Comenzaron a posarse sobre mi ropa con las peores intenciones y aunque pude matar a varias antes de que me picaran, no pude evitar tres dolorosísimas picaduras en la mano, en el brazo y en la espalda, a través de la camiseta. Al resto del grupo, ni tocar.
Puedo asegurar que en mi vida había tenido picaduras tan dolorosas y lo que en primer lugar era un fuerte escozor, en unos minutos se convirtió en un dolor insoportable.




Salimos de aquel bosque inmediatamente pero un extenso humedal se abría ante nosotros. Aquello ya no era humedad, era una gran balsa de agua que nos cubría hasta la rodilla. Era imposible rodear la zona sin mojarse pero Alvaro y yo nos resistimos a empaparnos de esa forma así que nos subimos a los cables de una valla cercana y haciendo equilibrios, conseguimos superar la balsa sin mojarnos. Nuestros compañeros iban calados hasta la rodilla mientras nosotros alardeábamos de nuestra habilidad....
Pero no sabíamos que nuestro triunfo no iba a durar mucho.

Superada esa zona íbamos evitando las zonas más húmedas hasta que nos encontramos rodeados de agua por todos lados; sólo quedaba la opción de dar la vuelta pero yo no estaba dispuesto a volver al avispero así que en esta ocasión ya no hubo escapatoria.
Nuestro guía apareció súbitamente a caballo, guiando una excursión de turistas y le dijimos que no podíamos seguir sin mojarnos, esperando que se apiadara de nosotros y nos pasara a caballo pero se limitó a decirnos; "por ahí".
Por ahí significaba meternos por el cauce de un río con agua hasta casi la cintura...
Eso sí, nos advirtió de que no iríamos por la orilla del río ya que allí había mucha vegetación y se escondían los peces perro que mordían fuerte. Se agradece el aviso, mamón...😡😡
Nos metimos por el medio del cauce y conseguimos llegar a tierra firme.




Todavía tuvimos ocasión de ver un armadillo antes de llegar a la posada, además de un numeroso grupo de araras azules que estaban montando el típico barullo con sus gritos, justo antes de llegar a la posada.
Tuvimos que limpiar a fondo nuestro calzado repleto de agua y fango, además de los pantalones y calcetines. Menos mal que con aquel sol, se secaba todo rápidamente.
Después de hacer la colada y darnos una buena ducha, nos fuimos a tomar una cerveza reparadora que nos ayudó a hidratarnos tras la caminata y a tomarnos con humor todo lo sucedido.
No parábamos de recordar las últimas palabras del guía cuando iniciamos la caminata: " podeís encontrar algo de agua en la ruta". Qué mamón!!!😁😁😁







Durante el desayuno, el mismo guía nos había hablado de la posibilidad de hacer una excursión por el río Miranda en busca del jaguar. Nos había dicho que lo podíamos hacer por la tarde, en un bote rápido que nos llevaría hasta la zona donde se solía ver el jaguar y que las posibilidades de conseguirlo eran altas.
El precio de la excursión no era barato pero el hecho de tener altas posibilidades de ver el jaguar, nos puso los dientes largos. Eran 80€ por cabeza por una excursión de unas 3 horas.
Habíamos quedado en el restaurante a la hora de comer para hablar del tema pero no apareció así que le dijimos al responsable del comedor si podía llamar al guía para hablar con él.
Cuando vino, nos dijo que no había posibilidad de realizar la excursión esta tarde por lo que decidimos buscar otras alternativas después de comer.

Mientras llegaba la hora de la comida, me di una vuelta por los terrenos de la posada pudiendo disfrutar de las numerosas aves que habitaban la zona.
Buitres negros, Ibis afeitados, Espátulas rosadas, Cucos guiras, Carpinteros campestres y un numeroso grupo de Guacamayos jacintos, que hoy sí habían acudido al comedero, me tuvieron entretenidos durante mi paseo.


Ibis afeitado ( Phimosus infuscatus ) 


Cuco guira ( Guira guira )

Buitre negro americano ​ ​ (Coragyps atratus)


Carpintero campestre (Colaptes campestris)
Guacamayo jacinto ( Anodorhynchus hyacinthinus ) 





Guacamayo jacinto ( Anodorhynchus hyacinthinus ) 

Guacamayo jacinto ( Anodorhynchus hyacinthinus ) 

Guacamayo jacinto ( Anodorhynchus hyacinthinus ) 



La comida, una vez más resultó ser un buffet abundante y exquisito. Alubias, ensaladas, guisados de carne, pollo, verduras y otros muchos platos nos sirvieron para recuperar fuerzas.







Tras la comida, decidimos descansar un poco y acercarnos hasta el passo do lontra para investigar sobre la posibilidad de hacer una excursión en busca del jaguar.  
Llegados al pequeño poblado que se instala a orillas del río Miranda, preguntamos a la gente que encontramos, si conocían a algún guía para hacer una excursión por el río en barca.
No tardamos en encontrarlo.
Tony hablaba inglés perfectamente y nos propuso estar mañana todo el día por el río buscando el jaguar. Nos dijo que las posibilidades de verlo eran altas ya que últimamente los estaban observando a menudo.
Ayer, nuestro guía de la posada nos pedía 80€ por cabeza por una excursión de unas 3 horas. Tony nos pedía 300€ por toda la barca durante todo el día, es decir unos 50€ por cabeza.
Cerramos el trato y quedamos mañana a primera hora, en el mismo sitio.





La excursión nos obligaba a hacer algunos cambios de planes ya que mañana teníamos el desayuno a las 6 y la comida pagada en la posada Sao Joao pero debíamos estar al amanecer en el Passo do Lontra e íbamos a estar todo el día en el río. Por otro lado, debíamos buscar un sitio para dormir mañana ya que no teníamos alojamiento reservado.
Nos sentamos en la terraza de un pequeño bar y planificamos la jornada del día siguiente mientras tomábamos unas cervezas heladas.





Muy cerca de donde estábamos había varios alojamientos por lo que preguntamos en varios si tenían sitio para 5 personas para el día siguiente. 
El hotel Santa Catarina, un sencillo hotel de pescadores, fue el elegido. Pagaremos unos 25€ por cabeza con el desayuno incluido. 
Imaginamos que llegaremos cansados tras estar 10 horas en el río así que lo mejor era dormir allí mismo.

De allí volvimos a la posada para pedirles que nos adelantaran el desayuno y que nos prepararan algo para comer mañana y llevárnoslo ya que no comeríamos allí.
En principio no se mostraron muy colaboradores pero finalmente accedieron.
Teníamos casi media hora hasta el Passo do Lontra por la pista de tierra así que si queríamos estar allí al amanecer, tendríamos que salir muy pronto de la posada.

Aún quedaba un rato de luz así que decidimos acercarnos en coche hasta un lago cercano que contaba con senderos a su alrededor, según veíamos en los mapas. No sabíamos si sería interesante pero era lo que más cerca teníamos.
Al llegar, dejamos el coche aparcado en la pista y empezamos a andar pensando que estaba muy cerca de la carretera pero el camino se prolongó durante más tiempo del esperado. 
Nos internamos en un bosque cerrado y la noche se nos estaba echando encima. 
No conseguimos llegar hasta el lago porque apenas había ya luz y no íbamos a ver nada así que para evitar nuevas aventuras ( ya habíamos tenido suficiente esta mañana ) nos dimos la vuelta.
Un sorprendido coatí y un bicho que no llegamos a identificar, trepando por un árbol, se nos cruzaron en el camino mientras un grupo de chotacabras, unas extrañas aves nocturnas, nos acompañaron hasta el coche.
No había tiempo para más. Ya en el coche volvimos a la posada para preparar el equipaje y disfrutar de la última cena en Sao Joao.
Mañana haremos nuestra primera intentona para ver jaguares en el Pantanal.





Ruta de la jornada:





Video de la jornada



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