19 marzo 2024

Porto Jofre. En busca del jaguar.

Hoy era un día importante ya que durante esta jornada teníamos previsto llegar a Porto Jofre, punto donde acaba la pista Transpantaneira y cuyos alrededores albergan a una de las más importantes poblaciones de jaguares de todo el planeta.

Como de costumbre, nos levantamos al romper el día para rehacer nuestro equipaje, cargarlo en el coche y acercarnos al comedor para desayunar por última vez en el hotel Canoas.
Teníamos por delante cerca de 150 kms hasta llegar a nuestro destino pero nos lo tomaríamos con calma, con la esperanza de avistar algún animalillo a lo largo del viaje.
Pero lo cierto es que a excepción de las omnipresentes aves, capibaras y caimanes, no tuvimos ocasión de ver mucho más.
Varias serpientes cruzando la pista de tierra y algunos ciervos del Pantanal fueron las únicas especies destacables en todo el trayecto. Personalmente estaba un poco decepcionado ya que esperaba mucho más de esta mítica pista de tierra.




Aún así, disfrutamos relajadamente de los paisajes genuinamente pantaneiros y de sus principales habitantes.
No tardamos en avistar los primeros caimanes, muchos de ellos tomando el sol en la pista. Las capibaras compartían espacio con los caimanes en las principales charcas de la zona.
Un ciervo con su cría nos sorprendió por nuestra izquierda mientras íbamos realizando numerosas paradas para fotografiar y disfrutar de los lugares más sorprendentes.
Durante otra parada descubrimos uno de los animales que llevábamos apuntado en nuestra lista de deseos pero desgraciadamente estaba muerto. La proximidad a la pista nos hizo sospechar que el tapir había sido atropellado.
Los destartalados puentes de madera que yo recordaba de mi anterior visita, hace ya casi 20 años, comenzaron a aparecer frente a nosotros pero lo cierto es que en la actualidad se encuentran en un estado muy mejorado.







Así discurrió nuestra ruta hasta Porto Jofre, en cuyos alrededores comenzamos a encontrarnos con los pantaneiros, unos a caballo con sus perros y otros más modernizados, en moto.
Nos costó un poco dar con nuestro alojamiento, la pousada e camping Porto Jofre ya que nuestro GPS nos llevó por una pista desde la que no había acceso al camping.
Finalmente dimos con el alojamiento aunque la pista arenosa del último tramo nos hizo temer por la salida de allí en el caso de que la lluvia hiciera su presencia.




La Pousada e Camping Porto Jofre, también conocida como Pousada Neco, era el alojamiento más barato que encontramos por la zona. De hecho, dormir en Porto Jofre se puede convertir en un lujo ya que los pocos locales existentes, tienen unos precios desorbitados.
Como dato orientativo diré que dormir en una habitación triple con baño y aire acondicionado con todas las comidas incluidas, nos costó unos 60€ por cabeza. Eso sí, si te gusta comer con cerveza, será mejor que vayas bien provisto de existencias puesto que allí encontrarás las cervezas más caras del viaje.
Si quieres hacerlo más barato, puedes llevar tu propia tienda de campaña e instalarla por menos de 10€ por persona.
Tras estudiar a conciencia los alojamientos de esta zona, ya que se llevarán la mayor parte del presupuesto, creo poder asegurar que estos son los mejores precios que podrás encontrar.

Finalmente Sara y Alvaro no consiguieron recuperar su tienda perdida desde el primer día por la compañía aérea así que tuvieron que reservar una habitación. Afortunadamente aún quedaba una habitación porque de no haber sido así, el perjuicio hubiera sido mayúsculo; como ya he comentado, alojarse en Porto Jofre sale por una pasta...

De camino a la habitación con mi equipaje, estuve a punto de pisar un guacamayo Jacinto que se encontraba bebiendo tranquilamente en un charco. Cuando los dos fuimos conscientes de nuestra presencia, no sé quién se mostraba más sorprendido. Nos quedamos mirándonos fijamente unos segundos antes de que la imponente ave echara a volar lejos de allí.




Una vez instalados, el estado de la habitación me sorprendió gratamente. No era nada del otro mundo pero sinceramente, me esperaba algo peor.
El campamento era frecuentado por pescadores locales y gente joven.
No teníamos pensado hacer nada durante la jornada de hoy ya que no sabíamos a qué hora íbamos a llegar pero viendo que íbamos bien de tiempo, decidimos comer algo y preguntar si era posible alquilar una barca con conductor para hacer nuestra primera incursión en busca de jaguares.




Por si os sirve de referencia, alquilar un barco de hasta 6 personas con piloto, costaba 1000 reales por medio día y 1500 el día entero. Al cambio, en el momento de nuestro viaje, unos 180 y 280€ respectivamente. Por supuesto, el precio es por embarcación, a dividir entre todos los pasajeros.

Comimos tan rápido como pudimos ya que nuestras mentes estaban ya soñando con el momento de encontrarnos cara a cara con el felino más buscado del Pantanal y ese momento podría estar ya muy cercano a pesar de que nos aseguraron que se estaba viendo con  más frecuencia por la mañana.

Agradecimos enormemente que nuestro barco contara con un toldo protector ya que tras la experiencia en el río Miranda, expuestos al sol todo el día, temíamos otra jornada parecida.
Nuestro conductor nos confirmó que por la tarde no se estaban produciendo demasiados avistamientos pero nosotros íbamos cargados de optimismo y estábamos seguros de verlo.
La primera sorpresa no tardó en producirse cuando nuestro piloto se acercó a las orillas del río para mostrarnos una enorme anaconda deslizándose por el talud de barro.
Este era otro de los animales que más deseábamos ver pero sabíamos que era bastante difícil. No pudimos disimular nuestra alegría cuando nos topamos con aquel ejemplar de unos 4 metros, al alcance de nuestras manos.
Permanecimos bastante tiempo disfrutando del avistamiento hasta que decidimos reemprender la ruta.






La brisa que recibíamos en nuestra cara mientras navegábamos, era bastante agradable y el camino hasta el punto caliente donde se veían los jaguares se nos hizo ameno y agradable.
De pronto, nuestro piloto aminoró la marcha y se adentró en un estrecho canal cuyas orillas observaba detenidamente.
Apenas pasaron unos minutos cuando nuestro conductor gritó: " onça-pintada ". Mientras señalaba enérgicamente a una zona de densa vegetación, todos nos mirábamos sorprendidos ya que no veíamos nada. Por un momento pensamos que nos estaba tomando el pelo pero de pronto, una sombra sigilosa se dejó ver entre la vegetación. 
Todos nos pusimos en pie con las cámaras pegadas a nuestra cara intentando inmortalizar aquel grandioso momento.
El avistamiento fue corto ya que tras salir a un pequeño claro, desapareció de nuevo entre los árboles para no volver a aparecer. Varios barcos aparecieron de la nada y todos estuvimos esperando a que se dejara ver de nuevo pero no hubo fortuna.
Llevábamos poco más de una hora en el río y ya habíamos visto una enorme anaconda y un imponente jaguar. Esto promete....






El resto de la tarde discurrió sin grandes sorpresas. No vimos ningún jaguar más pero estábamos plenamente satisfechos.
Recorrimos varios canales en busca de gatos pero nos tuvimos que conformar con los ya habituales caimanes, capibaras y aves.
Acabamos la jornada con un precioso atardecer desde el río cuando ya volvíamos a nuestro alojamiento.
Llegamos eufóricos al campamento, nos fuimos hasta nuestras habitaciones y nos tomamos unas cervezas heladas que habíamos dejado en unos enormes congeladores que había a la entrada de la habitación y que usaban los pescadores para conservar sus capturas.






Mientras en el campamento preparaban brasas en las barbacoas para la cena, nos dimos una reconfortante ducha antes de ir a cenar.
Un buffet, no tan abundante como los que habíamos tenido hasta ahora, nos sirvió para reposar y comentar la experiencia vivida en el río y brindar por el éxito de la jornada y los grandes momentos vividos.
Pero esto acababa de empezar. Mañana estaremos todo el día en el río buscando gatitos...


Ruta de la jornada




Video de la jornada




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