Era nuestro tercer día en Porto Jofre y hoy nos despediríamos del río San Lorenzo y más concretamente de Corixo Negro, el estrecho canal donde se concentran el mayor número de avistamientos de jaguares.
Durante las dos jornadas anteriores hemos tenido la ocasión de ver 4 ejemplares de jaguar, incluyendo a una hembra con su cría.
Y aunque sabíamos que estábamos en el mejor lugar del mundo para ver jaguares, las dudas sobre el éxito de nuestra aventura siempre estuvieron presentes.
Ya llevábamos cuatro avistamientos y aunque algunos fueron muy fugaces y no conseguimos ninguna fotografía aceptable, nos dábamos por satisfechos porque habíamos logrado ver a uno de los felinos más difíciles del mundo.
Hoy haríamos un último intento antes de partir hacia nuestro último destino en Pantanal, Pouso Alegre.
Otro amanecer impresionante anunciaba el comienzo de otra jornada excitante. Un rápido desayuno en el que recargamos bien las pilas ya que no sabíamos cuándo íbamos a volver a comer, dio paso al último safari acuático por el Río S. Lorenzo.
En esta ocasión no pararemos donde hemos visto anacondas los días pasados. Hoy iremos única y exclusivamente a la " caza " del jaguar.
Nuestro piloto no es amigo de aglomeraciones y huye de las zonas con más concentración de embarcaciones pero finalmente no queda más remedio que visitar la zona más concurrida, el Coruxo Negro.
Y como no podía ser de otra forma, fue en este pequeño rincón del Pantanal donde gozamos de nuestro último y mejor avistamiento del viaje.
De nuevo, en una rama de un árbol, se encontraba plácidamente tumbado un jaguar pero en esta ocasión, pudimos fotografiarlo en todo su esplendor ya que no había demasiado follaje.
Se sucedieron fotos y videos durante muchísimos minutos hasta que el lindo gatito se levantó y decidió bajar del árbol.
Todas las barcas allí presentes arrancaron los motores dispuestas a seguirle pero nuestro piloto esperó un poco y tras explorar la zona decidió quedarse en un punto determinado. No sé si fue por suerte o por conocimiento pero lo cierto es que el jaguar salió enfrente de nosotros entre la vegetación.
Inmediatamente, los botes se aproximaron para ver al jaguar.
Más tarde, el animal nos obsequió con el ascenso a otro árbol pero tras tumbarse unos minutos en una rama, optó por volver a bajar a tierra.
Aquello se volvió en el juego del gato y el ratón con todas las barcas siguiendo los pasos del jaguar entre la vegetación pero nuestro piloto volvió a elegir un punto y nos paramos allí.
Y una vez más, el animal surgió entre la maleza justo frente a nosotros mirándonos fijamente.
Nos encontrábamos en la proa de la barca haciendo fotos al animal cuando de pronto desapareció de nuestra vista; se había metido al agua y parecía venir hacia nosotros.
Algunas barcas optaron por echarse hacia atrás por seguridad pero nosotros permanecimos allí quietos.
Habíamos perdido de vista al gato a pesar de que estaba muy cerca pero de pronto vi su cara entre los nenúfares a unos dos metros de nuestra barca.
Sara cayó hacia atrás en su intento de huir hacia la popa de la barca y yo gritaba a nuestro piloto que saliera de allí ya que venía a por nosotros.
Por unos segundos la tensión se apoderó del lugar ya que el jaguar se dirigía a las barcas y nadie conocía sus intenciones.
Afortunadamente, volvió a la orilla y continuó su ruta, paralela a la orilla del río.
De nuevo, nuestro piloto dejó atrás a las barcas y fue hasta el punto donde el canal se unía con el río S. Lorenzo. Y volvió a acertar...
El gato llegó hasta allí y se lanzó al agua para atravesar el canal nadando y dirigirse a otra zona de tierra.
Las barcas se lanzaron tras su rastro pero nosotros decidimos que era suficiente. Le habíamos visto a placer en lo alto de un árbol y frente a nosotros, le habíamos visto descender y ascender a un árbol y le habíamos visto cruzar a nado el río. No podíamos pedir más...
Abandonamos el lugar, exultantes por el gran espectáculo que acabábamos de presenciar, con un buen susto incluido, para seguir el curso del río S.Lorenzo.
Aves, caimanes y capibaras fueron de nuevo nuestros compañeros de ruta mientras navegábamos en soledad por tranquilas aguas solitarias.
Fue nuestra forma de despedirnos de este maravilloso rincón del mundo. Navegar en soledad por aquellos inhóspitos ríos, disfrutando relajadamente de sus paisajes, nos proporcionaba un disfrute difícil de conseguir cuando estás rodeado de barcas.
Creo que ahora sí, podemos decir que nuestro objetivo en Porto Jofre se ha cumplido.
Hemos surcado las aguas de salvajes ríos con un exuberante paisaje y además hemos visto 5 jaguares, uno de los cuales nos regaló un auténtico espectáculo.
De vuelta en el campamento, nos dimos una última ducha antes de rehacer el equipaje y cargarlo en el coche para abandonar el lugar en dirección a la Posada Pouso Alegre, a unos 120kms de aquí.
Un gran lagarto se nos cruzó en la pista cuando abandonábamos el lugar y unos kms más adelante una madre caimán con un montón de crías se apartaba del camino a nuestra llegada.
Ya no pararíamos más para fotografiar caimanes, capibaras ni aves ya que nuestras tarjetas de memoria iban repletas de imágenes.
Pero cuando todo parecía indicar que la Transpantaneira no iba a regalarnos ningún momento memorable, vimos un coche parado a lo lejos. Todos empezamos a bromear y a asegurar que estaba viendo un jaguar o un puma pero cuando llegamos a su altura, alguien gritó: " ¡¡¡ para, para, ahí hay un tapir!!! "
Bajamos del coche nerviosos para ver y fotografiar uno de los animales emblemáticos del Pantanal que se nos había resistido hasta el momento. El animal permanecía inmóvil a orillas de un gran pozo, dubitativo por sumergirse en el agua ante nuestra presencia.
Permanecimos quietos y en silencio en la pista, con la esperanza de que se tranquilizara y se diera un chapuzón ante nosotros. Estaríamos a 15-20 metros de él y estaba sopesando si esa distancia era suficiente para su seguridad.
Pues para nuestro alborozo, decidió que sí lo era y poco a poco se fue adentrando en el agua.
El avistamiento de un tapir, de hábitos nocturnos, se había hecho esperar pero estaba siendo espectacular.
Otro coche llegó y sus pasajeros sacaron sus trípodes para disfrutar junto a nosotros del espectáculo.
De pronto, otro coche se detuvo y de su interior salió un hombre con un gran objetivo que salió disparado hacia el pozo, abandonando la pista.
No entiendo que pretendía ya que con el objetivo que llevaba podría haberle sacado hasta los lunares de su cuerpo desde la pista pero lo que consiguió es que el tapir saliera disparado de allí desapareciendo entre la vegetación. Nosotros lo habíamos disfrutado a placer durante mucho tiempo pero los pasajeros del coche que llegó después que nosotros no parecían estar demasiado contentos con la actuación del recién llegado.
En fin, hay gente para todo...
Ya no paramos más hasta llegar a Pouso Alegre. Dejamos el equipaje en las habitaciones y nos fuimos hasta el pozo famoso por ser testigo de numerosos avistamientos, entre ellos de tapires.
Desgraciadamente en esta ocasión no gozamos de ningún avistamiento destacable. También es cierto que llegamos cuando ya estaba oscureciendo y la gente que se encontraba allí comenzaba a abandonar el lugar.
Un guacamayo jacinto se acercó a beber mientras una pareja de su misma especie se afanaba en perpetuar la especie en lo alto de un árbol cercano en medio de sus habituales alborotos.
De vuelta a la posada, disfrutamos de una rica cena buffet aunque un poco escasa. Ya habíamos leído acerca de ello y estuvimos atentos para ponernos en la cola sin demora 😁😁
El día había sido largo y excitante así que nuestros cuerpos pedían ya descanso.
Nos retiramos a nuestras habitaciones y a descansar.
Mañana recorreremos los alrededores en busca de más fauna.
Ruta de la Jornada
Video de la Jornada
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