15 abril 2020

Los fiordos del este islandés.



DATOS UTILES DE LA JORNADA

Durante la jornada de hoy teníamos previsto visitar los fiordos del este. Como ya comenté en el artículo anterior, hemos establecido nuestro campamento base en la cabecera del fiordo Reyðarfjörður, en un amplio y económico apartamento que nos sorprendió gratamente a todos.

Recorreremos alrededor de 300 kms, durante los que visitaremos los siguientes puntos:

  1. Fiordo Reyðarfjörður
  2. Fiordo Mjóifjörður
  3. Cascadas Klifbrekkufossar
  4. Fiordo Seyðisfjörður
  5. Cascada Gufufoss
  6. Fiordo Borgarfjörður eystri
  7. Egilsstaðir

  • A mi juicio, es ésta una etapa que aunque no definiría como imprescindible, puede resultar muy interesante. Los salvajes paisajes que se pueden admirar a lo largo de los fiordos, bien merecen una visita si tu tiempo te lo permite. 

  • Había leído bastante sobre el fiordo más largo, Reyðarfjörður, y sobre Seyðisfjörður pero personalmente el que más me gustó fue el de Mjóifjörður. El estrecho cañón que da acceso al mismo así como sus salvajes y agrestes paisajes, me cautivó por completo. 

  • Por otro lado, también se pueden visitar algunas cascadas existentes en estos fiordos. Aunque no son de las más espectaculares de Islandia, tienen su particular encanto. 

  • La coqueta localidad de Seyðisfjörður también merece una visita. Aunque los pueblos y ciudades de la isla no me resultaron demasiado atractivos, quizás ésta sea una de las que más me gustó. 

  • Si tu visita transcurre durante los meses de reproducción de los frailecillos y estás interesado en verlos, el fiordo Borgarfjörður eystri puede ser una excelente opción. 

  • Egilsstaðir se erije como la principal localidad de la zona y a menudo es elegida como campo base para visitar los fiordos. No fue nuestro caso y apenas vimos un poco por encima la ciudad.

Ruta DE LA JORNADA



DIARIO DE LA JORNADA

Nos levantamos con una excelente noticia..... no llueve!!! Cuando miro mi reloj, veo que son las 7,45. Me levanto de un salto y me uno al resto del grupo que ya está desayunando.
Sobre las 8,30 ya estamos listos para comenzar nuestra ruta por los fiordos del este.
Nos encontramos en el fiordo Reyðarfjörður al que no le dedicamos demasiado tiempo, a pesar de que nos alojaremos durante dos noches a sus orillas.



Reyðarfjörður (km-0)

Es éste el fiordo más largo y ancho de esta zona. Ocupado por los británicos durante la segunda guerra mundial, a día de hoy aún son visibles las huellas de tal ocupación.
A principios de siglo, la empresa Alcoa decidió construir en este fiordo una fundición de aluminio que ha supuesto empleo para muchos habitantes de toda la zona, a cambio de los inevitables perjuicios que este tipo de empresas provoca. 
Justo en la boca del fiordo, con el mismo nombre que el fiordo que la cobija, se ubica una bella localidad rodeada de montañas. Cuenta con una población de unos 1500 habitantes que antes de la llegada de la fundición de aluminio, se dedicaban a la pesca y al comercio.


Cascadas Klifbrekkufossar ( 40Kms )

Nos dirigimos ahora hacia el siguiente fiordo pero tras recorrer 40 kms nos detenemos para ver estas cascadas inmersas en un agreste paisaje.
Para llegar a este conjunto de cascadas, que salvan una altura de unos 90 metros, deberemos hacerlo en verano ya que la pista de tierra que da acceso a ellas, se cierra con la llegada del mal tiempo.







 
Fiordo Mjóifjörður ( 30 kms al Faro)
A partir de aquí hay que recorrer unos 30 kms para llegar hasta el Faro de Dalatangi pero dado el mal estado de la carretera y el tiempo que nos iba a suponer llegar hasta allí, decidimos darnos la vuelta.
Las vistas al fiordo y al estrecho cañón por el que discurre la pista, me parecieron espectaculares.
Pretendíamos llegar hasta la minúscula localidad de Mjóifjörður pero nos dimos por satisfechos con todo lo que habíamos visto hasta el momento. 







 
Cascada Gufufoss  ( 48 kms )
Desde Klifbrekkufossar, nos dirigimos a nuestro siguiente fiordo pero una vez más, una cascada se interpone en nuestro camino y a menos de 50 kms, nos topamos con Gufufoss.
El río Fjarðará cuenta con numerosas caídas de agua a lo largo de su carrera hacia el mar pero la más conocida es ésta de Gufufoss. Un corto paseo desde el borde de la carretera, te permite acercarte hasta su base.





Seyðisfjörður ( 4 kms )
Desde este fiordo hay conexiones marítimas con la Europa continental, pudiéndote desplazar hasta Dinamarca o Noruega en ferry. Quizás por ello, la carretera se encuentra en perfecto estado.
Llegamos hasta la ciudad con el mismo nombre, ubicada a pies del fiordo. Dicen que es una de las ciudades más pintorescas de toda la isla y tras el paso por ella, tengo que reconocer que es una de las que más me gustó.
Con una población que no llega al millar de habitantes, sus casitas de colores y sus tranquilas y agradables callejuelas atraen cada vez a más turistas.
Un reno se nos cruzó en la carretera cuando emprendimos el camino de vuelta. 







Fiordo Borgarfjörður eystri ( 95 kms )
Tocaba ahora desplazarse hasta el último fiordo del día. Seguimos durante 95 kms hacia el norte para llegar a este fiordo que nos encontramos cubierto por las nubes. Hoy el tiempo nos ha acompañado a ratos y al menos nos ha dejado disfrutar por momentos de los espectaculares paisajes.
Este último fiordo es más abierto que los anteriores y la carretera alterna tramos de asfalto con otros de tierra.
Es una excelente zona para practicar el senderismo lo que unido a la fabulosa posibilidad de avistar frailecillos, cada vez atrae a mayor número de turistas.
Algunos locales aseguran que allí, en una roca llamada Álfaborg, vive la reina de los Elfos.
Nosotros nos desplazamos hasta el final de la carretera desde donde se accede a un pequeño puerto en cuyas inmediaciones se pueden ver muy de cerca a los simpáticos frailecillos. No era época cuando lo visitamos pero pudimos ver alcatraces, fulmares, patos arlequín, etc, etc...







Egilsstaðir ( 70 kms )

El día se iba agotando y había que hacer alguna compra así que decidimos ir hasta la principal localidad de la zona para hacer acopio de alimentos.
70 kms nos separaban de Egilsstaðir donde buscaríamos un supermercado para hacer dichas compras.
La denominada como " puerta de los fiordos del este" cuenta con una población de algo más de 2000 habitantes.
Asentada sobre una extensa llanura atravesada por el río Lagarfljót, formando un gran lago de 25 kms de largo, cuenta con maravillosos paisajes, cascadas y una gran red de senderos y rutas.


Ya sólo nos restaba salvar los 35 kms que nos separaban de casa para preparar la cena y descansar un poco antes de preparar la ruta del día siguiente.
Llegamos a casa con las últimas luces de un día que seguía alternando nubes y claros.
Mientras preparábamos la cena, una inesperada alerta comenzó a sonar en la vivienda. El humo de las cazuelas había provocado que saltara la alarma antiincendios y nos llevó un buen rato conseguir acallarla.


Pero no fue ésta la única alarma que sonó ese día; otra mucho más esperada y prometedora se dejó oir en mi móvil.
En efecto, la aplicación que llevaba instalada para prever las posibilidades de avistar auroras, acababa de lanzarme un aviso. En los próximos minutos comenzaba una gran actividad solar y las probabilidades de ver auroras, si el cielo estaba despejado, eran de un 75%!!!
Cuando comuniqué la noticia al grupo, el nerviosismo se hizo patente. Las auroras eran uno de nuestros objetivos en este viaje al que ya casi habíamos renunciado debido al pésimo tiempo que estábamos sufriendo pero justo hoy, había intervalos de cielos despejados.

Cenamos apresuradamente, con idea de salir del pueblo en el coche, buscando una zona oscura que nos permitiera explorar el cielo sin perturbaciones lumínicas.
Devoré con ansias mi plato y salí a la terraza inmediatamente, tratando de descubrir las anheladas luces bailarinas.
La noche era oscura y había nubes y claros pero cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad, observé una especie de focos celestes un tanto raros. Eran blancos y carecían de color alguno pero cuando fui a buscar la cámara de fotos y disparé sobre ellos, no podía dar crédito a lo que vi en la foto.
Por primera vez en mi vida, había fotografíado auroras boreales.


 

 




















Cuando dije a mis compañeros que se veían auroras desde la terraza, se pensaron que les estaba tomando el pelo pero cuando vieron la foto que acababa de sacar, saltaron de sus sillas para salir disparados a la calle.
Dejamos la mesa sin recoger y nos montamos en el coche para salir del pueblo en busca de un lugar oscuro desde donde poder ver mejor las auroras.


Lo primero que descubrimos es que las auroras eran blancas al ojo humano. Sólo en las fotos se podían apreciar los increibles tonos verdes y lilas.
Así todo fue una maravilla ver, durante más de una hora, cómo las luces aparecían y desaparecían en el cielo .
Llegamos a casa helados pero con una gran sonrisa de satisfacción dibujada en nuestra cara.
Y lo mejor era que durante los próximos días continuaba la actividad solar, lo que significaba que si el cielo estaba despejado, podríamos ver más auroras.









Más adelante dedicaré un artículo exclusivo al tema de las auroras y todo lo que aprendí sobre dónde, cuándo y cómo fotografiarlas de la mejor manera posible.
La jornada de hoy ocupará un lugar de honor en nuestro viaje ya que fue el día en que todos los integrantes del grupo disfrutamos por primera vez de nuestras primeras auroras boreales.
A dormir, seguro que soñaremos con coloridas luces de colores danzando sobre nuestras cabezas mientras una inevitable sonrisa, delatará el éxito de la jornada....


Capítulo anterior: De Hofn a Reyðarfjörður.
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