05 septiembre 2019

De safari en South Luangwa. Día-2


Hoy, por fin, he conseguido dormir siete horas seguidas. Cuando me despierto y miro mi reloj veo que ya son las 4,30 así que en breve, pasarán a despertarnos. 
Me levanto y bajo al baño antes de que se despierte todo el mundo. 
Llevamos algo más de dos días por aquí y ya voy cogiendo confianza suficiente para salir ahí fuera en medio de la oscuridad, sin sentir el pavor del primer día. 
Cuando vuelvo a la habitación, ya están todos arriba preparados para bajar a desayunar algo. Un zumo, leche con cereales y unas tostadas con mantequilla y mermelada, son suficientes para tomar fuerzas antes de salir de safari. 
A las 6 ya estamos todos a bordo de nuestro vehículo, nerviosos por descubrir lo que nos aguardaba durante esta nueva jornada. 
Apenas salimos del campamento, nos encontramos unos elefantes cruzando la pista. Donald se detiene por si queremos sacar alguna fotografía pero de pronto, un sobrecogedor barrito provoca que todos nos giremos a nuestra izquierda. Un enorme elefante con las orejas extendidas y en actitud muy poco amistosa se dirige a toda velocidad hacia nosotros. Donald arranca el vehículo e intenta retroceder aunque apenas le da tiempo a reaccionar. Afortunadamente, el elefante se detiene a escasa distancia del coche y parece darse por satisfecho con el gran susto que nos ha dado. 
El incidente ha servido para despertarnos a todos definitivamente aunque no estamos convencidos de que ésta sea la mejor forma de hacerlo. Vaya susto!!! 

Amanece en South Luangwa
Tras la obligada parada en la entrada al parque para pagar la tasa diaria, cruzamos el puente que da acceso a su interior. 
La primera parada tiene lugar para ver un precioso grupo de jirafas con la bonita luz que proporcionan los primeros rayos del día. Un facóquero, un kobo y un abejaruco contemplan la escena no muy lejos de nosotros, en medio de un paisaje espectacular. 

jirafas de Rodesia

jirafa de Rodesia

jirafa de Rodesia

Continuamos la ruta observando los habituales animales que pueblan el parque hasta que llegamos a la rivera de un río donde nos volvemos a topar con otro elefante que se dirige directamente hacia nosotros. Parece que hoy los elefantes andan revueltos.... 
En esta ocasión las intenciones del paquidermo no eran otras que acercarse a la orilla para beber con su pequeña cría pero nos ha vuelto a poner en alerta. Mientras madre e hija sacian su sed, una avefría coroniblanca espera su turno pacientemente para acercarse hasta el agua. 



Avefría
Estorninos de Swainson, tántalos africanos y numerosos abejarucos se dejan ver frecuentemente hasta que nos encontramos con nuestras primeras cebras. 
Tanto las jirafas como las cebras que habitan South Luangwa, pertenecen a una especie que nunca  habíamos visto anteriormente. 

Estornino

Abejaruco
Cebra de Crawshay

Cebra de Crawshay



La jirafa Thornicroft o jirafa de Rodesia (Giraffa camelopardalis thornicrofti) únicamente la podremos encontrar en una pequeña área del este de Zambia o lo que es lo mismo, el lugar exacto donde nos encontramos en estos momentos. Los machos se distinguen por tener un pelaje más oscuro y la población total se calcula que no llega a los 1.500 ejemplares así que según nuestras cuentas, hemos visto ya al 1% de la población mundial.

La cebra de Crawshay (Equus quagga crawshayi) es una subespecie de la cebra común. Al igual que sucede con la Jirafa Thornicroft, es exclusivamente nativa de la zona africana donde nos encontramos.Sus rayas son algo más estrechas que el resto de las cebras comunes y totalmente negras.

Tocos de pico rojo , drongos, pigargos vocingleros, abejarucos, tántalos africanos, aves martillo, garzas, carracas y otras muchas aves son presas de nuestras cámaras, en las que tampoco falta el árbol más emblemático del parque : el baobab

Toco de pico rojo

Drongo africano

Carraca

Pigargo vocinglero

Baobabs

Baobab

Al llegar a la orilla de un río, podemos observar una curiosa escena cuando un cocodrilo se acerca a un grupo de hipopótamos provocando el pánico a una pequeña cría que corre apresurada a refugiarse a espaldas de su madre. 




Un poco más adelante pararemos a comer algo en una preciosa zona tapizada de verde en lo que parece ser el lecho seco de un río. Numerosos antílopes, babuinos, facóqueros y aves, merodean por la zona para alimentarse y corretear a lo largo de la exuberante pradera. 


Babuino


Ave martillo

Calaos Terrestres

Tántalo africano

Tras la breve parada, iniciamos la ruta de regreso al campamento mientras observamos cómo los pescadores continuan afanados en capturar el mayor número de peces antes de regresar a casa. 
El safari matutino llega a su fin. 




Ya en el campamento, aprovechamos para refrescarnos un poco antes de la comida. Una ducha rápida y una cerveza fría resultan indispensables para recuperarnos del calor y de todo el polvo que hemos tragado durante el safari. 
Hoy comemos ensalada y una especie de empanada rellena de carne. También sacamos un poco de queso, salchichón y vino que hemos traído de casa. 
Algunos integrantes del grupo quieren acercarse tras la comida hasta el pueblo cercano. En recepción les dicen que no vayan andando porque puede resultar peligroso ya que la fauna del parque merodea por la zona así que les llama a un coche que por dos euros les lleva hasta el pueblo. 
Yo decido quedarme con otro compañero en el campamento para acercarme al río e intentar sacar alguna foto a los abejarucos y los martín pescadores que habitualmente visitan esta zona. 
Cómodamente apostados en unos sillones a orillas del río, esperamos a que hipopótamos, aves y lagartos se decidan a ofrecernos algún posado interesante. 
Abejarucos de frente blanca, de pecho azul y los martín pescadores pío, no tardaron en posarse frente a nosotros mientras permanecían atentos en busca de alguna presa que llevarse a la boca. 
Mientras tanto, los hipopótamos continuaban con su monótona sinfonía poniendo el habitual fondo musical al lugar donde nos encontramos. 
Algunos lagartos de monitor, también conocidos como varanos del Nilo, no tardaron en aparecer entre los matorrales que bordeaban el río. Altamente asustadizos, no resultó fácil hacerles alguna fotografía aceptable.

Abejarucos

Abejaruco

Martín pescador pío

Varano del Nilo



Sin darnos cuenta, había llegado la hora de prepararse de nuevo para salir de safari. Nuestros compañeros habían vuelto del pueblo y nos estaban esperando en la zona de reunión para tomar un café y unos dulces antes de salir. 
Son las 15,30 cuando subimos de nuevo a nuestros coches para comenzar el safari vespertino. 
Un impresionante griterío proveniente de un numerosísimo grupo de babuinos nos sorprende antes de salir del campamento. Todo parece indicar que se ha desatado una auténtica guerra territorial entre dos grupos rivales. Cientos de ejemplares corren de un lado para otro a la vez que chillan y enseñan sus colmillos en actitud desafiante. Resulta impactante ver tal cantidad de ejemplares, algunos de ellos con claros signos de haber sido atacados ; patas fracturadas colgando y enormes heridas sangrantes, evidencian que la batalla ha sido cruel. 



El safari discurre esta vez con más pena que gloria, sin demasiados sobresaltos. 
Los habituales hipopótamos, elefantes y antílopes desfilan ante nosotros pero apenas vemos ninguna especie nueva a excepción de unos ralladores, unas aves que nunca antes habíamos visto y todos teníamos esperanzas de ver por estos lares. 
También pudimos ver un pájaro ratón de cara roja. 
Y como anécdota curiosa, asistimos al sorprendente ataque de un águila a una colonia de nidos de pájaros tejedores. Ante nuestra sorpresa, el gran águila se posó sobre los nidos colgantes para ir rastreandolos uno a uno en busca de algún huevo o polluelo que llevarse a la boca. 





Aguila atacando nido de tejedores

Abejaruco

Pájaro ratón

La parada de rigor la hacemos a orillas de un río donde disfrutamos de un bonito atardecer antes de proseguir con el safari que a partir de ahora se convierte en nocturno. 

Rayadores sobre Luangwa

Atardecer en Luangwa

La noche tampoco nos regala ningún momento estelar y solamente vemos alguna mangosta, algún hipo y alguna jineta. 
Esta vez el safari nos dejaba un sabor agridulce ya que no sólo no habíamos visto demasiados animales sino que licaones y leopardos continuaban sin dar señales de vida y lo que era peor, parecían no tener ninguna intención de hacerlo. 


Jineta

El grupo llegó al campamento con cierta sensación de bajón pero los más experimentados en estas lides sabíamos que el avistamiento de fauna salvaje es así : unas veces entusiasma y asombra hasta límites insospechados y otras decepciona y frustra a partes iguales. 
Mientras saboreábamos un plato de carne en salsa con arroz y verduras, comentamos la posibilidad de cambiar los planes para el safari de mañana. 
En lugar de hacer dos safaris, íbamos a proponer hacer una jornada completa comiendo en el interior del parque para poder alejarnos más y tratar de encontrar más variedad de especies. 
Hablamos con los responsables del campamento, quienes nos confirman que no hay ningún problema. 
Mañana estaremos todo el día de safari. Nos prepararán algo de comida para llevar y de este modo no tendremos que volver al campamento a comer, eso sí tendremos que pagar 30$ más por persona por estar todo el día de safari. 
Sin más dilación, me voy a duchar y me retiro a dormir. 
Mañana viene un día duro. 

Ruta de la jornada:


Capítulo siguiente: Safari en South Luangwa ( III )

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