25 noviembre 2019

Safari en South Luangwa ( V )


A las 4,30 me despierto, mi ritmo interior ya se ha acostumbrado a este horario y no necesito despertadores de ningún tipo. Aprovecho para ir al baño antes de que se despierte todo el mundo y acto seguido cojo la mochila y bajo a desayunar como todos los días.
Hoy hay cambios en nuestro vehículo ya que al haberse ido dos de nuestros compañeros, hay plazas libres.  
Caroline, una joven inglesa de Manchester enamorada de los elefantes, será nuestra nueva compañera.

Cruzamos nuevamente el puente sobre el Luangwa mientras vemos amanecer bajo los ojos vigilantes de los babuinos que custodian el puente.
Hoy serán unos jabirus africanos los encargados de darnos la bienvenida. Podemos ver cómo uno de ellos se afana en tragar un pez que ha capturado.
Más tarde divisamos un nutrido grupo de jirafas que se disponen a cruzar el río aunque se toman su tiempo para asegurarse de que no hay peligros cercanos. Van y vienen, vigilando hacia todos lados antes de tomar la decisión de pasar a la otra orilla del río ; mientras tanto, algún ejemplar aprovecha para beber agua aunque para ello deba adoptar una complicada postura que les deja muy vulnerables ante el posible ataque de un depredador pero que deben asumir inexorablemente.
Finalmente el grupo cruza el río que a pesar de ser bastante ancho, no cuenta con gran profundidad. 








Los siguientes protagonistas del safari serán un grupo de cebras y un buen número  de abejarucos que se agolpaban en las ramas de un árbol seco. Estamos viendo bastantes abejarucos durante nuestros safaris pero desgraciadamente no hemos tenido oportunidad de ver el abejaruco carmesí ya que a pesar de que crían en este parque formando grandes colonias, en estas fechas ya han abandonado la zona. De cualquier forma disfrutamos con los bonitos coloridos de estas simpáticas aves, algunas de cuyas especies son residentes permanentes del parque. 

 



Los llamativos árboles de las salchichas ( Kigelia pinnata ) cuyos frutos son codiciados por sus múltiples usos, bien sean como tonificantes de la piel, antídoto contra las mordeduras de serpientes, dolores de muelas o para fabricar cerveza, abundan en el parque y difícilmente pasan desapercibidos. 




Hipopótamos, elefantes, impalas, mangostas y numerosas aves tampoco faltaron a la cita. Nuestra nueva compañera, Caroline, disfrutó enormemente de sus primeros elefantes en directo, que a decir verdad hoy se han resistido bastante a dejarse ver. 
Para acabar el safari matutino, que ha resultado muy tranquilo y sin sobresaltos, avistamos por primera vez, un enorme kudu que sale huyendo inmediatamente. 
Ha sido el punto novedoso de la jornada. 
Es hora de volver al lodge donde hoy nos espera un buffet para comer. 
Una especie de empanada rellena de carne y verdura, una gran fuente de arroz y otra de ensalada, todo ello acompañado de unas cervezas recién sacadas de la nevera, nos servirán para reponer las energías gastadas. 












Tras la comida me tumbo un rato al sol en la zona de la piscina pero hace demasiado calor para estar allí. Opto por subir a la habitación, tumbarme en mi cama frente al ventilador y repasar las fotos de la jornada hasta que llega la hora de bajar a recepción para ir a nuestros vehículos y comenzar el safari de la tarde. 
En esta ocasión seremos 7 ya que se incorporan al grupo dos mujeres polacas que acaban de llegar al lodge. 
Este safari es el primero que realizan por lo que todos los animales son nuevos para ellas y nuestro guía se detiene con cada uno de ellos a pesar de que para nosotros ya no tienen demasiado interés. 
Nosotros buscamos a los grandes y esquivos depredadores pero debemos adaptarnos al nuevo ritmo del grupo. 
Cada vez que nos topamos con uno de los animales habituales del parque, paramos para que los nuevos componentes del grupo hagan las correspondientes fotografías y disfruten con calma de los animales.






Tras numerosas paradas entre las que detacaría la ocasionada por la aparición de un gran cocodrilo junto al río, nuestro guía prosiguió la marcha.
Donald tomó el mismo rumbo que el resto de los vehículos que circulaban por el parque, lo que parecía indicar que había un objetivo común tras el que íbamos todos. 
Efectivamente, al de un rato, encontramos al grupo de leones que ya habíamos visto en días anteriores pero en esta ocasión se encuentran tumbados en una zona de hierbas altas que impiden una buena observación. 
Permanecemos allí un buen rato con la esperanza de que alguno de ellos se levante y se muestre sin timidez pero parece que no están por la labor así que tras la infructuosa espera proseguimos nuestro camino







A continuación, nuestro guía Donald, se introduce por una solitaria zona con densa vegetación arbustiva, recorriendo palmo a palmo el terreno en busca de algún animal que no acertamos a adivinar.
Picados por la curiosidad, preguntamos a Donald qué estamos buscando, a lo que nos contesta que esta zona es frecuentada en ocasiones por leones ; sin tiempo para darnos más explicaciones, aparecen de pronto ante nosotros dos leones machos tumbados.
Paramos a un par de metros de ellos para regocijo de las polacas y la chica inglesa, para las que este avistamiento supone su estreno en lo que a felinos se refiere.
Estamos agotando los últimos instantes del atardecer y lo cierto es que la soledad del lugar, la poca luz existente y el poderío que muestran los dos grandes leones, me crea un poco de inquietud.
He tenido oportunidad de ver muchos leones y muy cerca, a lo largo de los safaris que he realizado por Africa y ya me he acostumbrado a ello pero en ocasiones, no puedo evitar tomar conciencia de mi situación de vulnerabilidad ya que de un sólo zarpazo podrían acabar con todos los allí presentes. Cuál es la razón por la que no atacan a unas presas tan vulnerables es algo que nunca acertaré a entender. 





Tras una larga sesión de fotografías y algún gesto no demasiado amigable por parte de los leones, éstos acabaron por levantarse y abandonar el lugar. Pero parece que Donald y Sharim no están por la labor de dar por finalizado el avistamiento así que conectan el foco a la batería y tratan de descubrir el rumbo que ha tomado la pareja de leones para seguirlos durante un rato.
En un momento dado, nos encontramos parados iluminando con los focos los arbustos que nos rodean tratando de descubrirlos, cuando de pronto alguien dice " ahí está y nos está mirando ".
Lo que pasó a continuación es uno de esos momentos que no olvidaré en mi vida.

Era ya noche cerrada y nos encontrábamos en un terreno repleto de arbustos bajos que ocultaban perfectamente a cualquier depredador. Inmediatamente entendí porqué esta zona era tan frecuentada por los leones; era el terreno perfecto para acechar a sus presas sin ser vistos.
Cuando vi la cabeza del macho asomar tras un arbusto con la mirada fija en nosotros, a no más de 6 metros de distancia, algo se revolvió en mi interior. Aún así tuve la suficiente sangre fría para dirigir mi cámara hacia él con la intención de grabar un video.
Iluminado por la tenue luz del foco, cuando conseguí enfocar la cara de aquel animal que se dirigía directamente hacia mí en medio de la oscuridad de la noche, tengo que confesar que no vi al león que había visto tranquilamente tumbado hacía unos minutos ; lo que estaba viendo ahora, era un depredador que se dirigía directamente hacia su presa y en esta ocasión, la presa era yo.

Aquella mirada fija que reflejaba la luz del foco y su forma de caminar sigilosamente hacia mí sin ninguna intención de cambiar su rumbo, provocó que todos los pelos de mi cuerpo se erizaran inmediatamente, a la vez que un extraño hormigueo recorría mi nuca, y mi corazón amenazaba con explotar en mil pedazos.
El silencio más absoluto se adueñó del lugar y sólo recuerdo la voz de Donald susurrándome que no me moviera y permaneciera en silencio.
Mover no me moví ya que estaba petrificado pero recuerdo que tras un exabrupto que me niego a reproducir, supliqué a Donald que nos sacara de allí inmediatamente.
La tajante respuesta de Donald fue " be quiet and don´t move, please ".
Aquella frase resonó en mi cerebro, dándome la sensación de que se trataba más de una súplica que de una malhumorada orden y os aseguro que eso no hizo más que empeorar la situación.
Fueron unos segundos de esos que se dicen interminables y que sinceramente pensé que eran los últimos de mi vida.
Hay que ver la cantidad de cosas que pasan por tu cabeza en estas ocasiones pero lo único cierto es que el león se detuvo justo debajo de mí hasta el punto de que podía percibir su olor y hubiese bastado con bajar mi mano para haberle tocado.
El tiempo pareció detenerse y yo me limité a cocencentrarme para tratar de controlar mi deseo de huir de allí y buscar refugio en otra zona del vehículo más segura.
Según me contaron más tarde, tras detenerse junto a mí unos segundos, el león se dirigió a la parte trasera del coche y continuó su camino...

Cuando conseguí superar la situación me di cuenta de que mi cámara colgaba aún de mi cuello y continuaba grabando una situación que yo había dejado de seguir hacía ya tiempo. Las imágenes son totalmente negras a partir del momento en que solté inconscientemente la cámara pero el audio que quedó grabado me servirá para recordarme el miedo que pasé durante aquellos interminables segundos.






Cuando el león desapareció, unas risas nerviosas comenzaron a dejarse a oír en el interior del vehículo.
Puedo jurar que es uno de los momentos que más miedo he pasado en mi vida. La mirada de aquel león dirigiéndose directo hacia mí en la oscuridad de la noche, quedará grabada a fuego en mi mente para siempre. 
Adrenalina a raudales y risas nerviosas que dieron paso, cuando abandonamos el lugar, a bromas y comentarios jocosos durante varios días.
Imposible de describir...

La experiencia ha sido muy " heavy " y Donald nos conduce ahora hasta una zona despejada para hacer la parada habitual para comer y beber algo.
Estamos muy cerca de donde hemos visto a los leones y percibo que nuestro guía no está del todo tranquilo.
Siempre que hemos parado durante los días anteriores, Donald aprovechaba para orinar y siempre me llamaba la atención que se alejaba bastante para hacerlo pero hoy lo está haciendo en las mismísimas ruedas traseras del coche.

Mientras tanto, Sharim alumbra nervioso los alrededores para asegurarse de que los leones no están cerca. De pronto, un rugido estremecedor provoca la alarma de Donald.
Recogió apresuradamente los zumos, café y dulces que habían sacado y nos ordenó a todos que subiéramos inmediatamente al coche.
Se acabó el recreo.
He pasado momentos de cierta tensión con los animales en Africa pero lo de hoy está llegando a superarme. Por suerte abandonamos el lugar, ya de regreso al lodge.
Un bonito camaleón es recogido por Sharim de una rama para que lo podamos ver de cerca y hacerle alguna fotografía antes de reemprender la marcha.




Pero nunca sabes lo que puede deparar un safari en Africa así que cuando suena el móvil de nuestro guía y éste detiene el coche, todos suponemos que algo interesante está sucediendo. 
Donald nos dice que muy cerca hay un grupo de leones con crías. Toca dar la vuelta y volver sobre nuestros pasos para dirigirse hacia allí.
Al poco rato nos encontramos con un grupo de leones en clara posición de caza. 
Varias leonas se encuentran agazapadas tras la vegetación mientras otras se dispersan a derecha e izquierda con un claro objetivo: rodear a una manada de búfalos que se encuentra a unos 60-80 metros de distancia. 
A pesar de que había visto estas escenas de caza decenas de veces en los documentales, nunca había tenido oportunidad de vivirla en directo y ahora puedo asegurar que no tienen nada que ver. 
Realmente impresionante ver la estrategia de los felinos y la lucha por la supervivencia de los búfalos.
Un grupo de 6-8 leonas rodeaban estratégicamente a la manada de búfalos  y a pesar de que la noche cerrada no nos permitía ver todo lo que sucedía ni sacar fotografías, el espectáculo resultaba grandioso. 
Los movimientos de las leonas, un gran macho atacando al centro de la manada, los mugidos de los búfalos, los rugidos del gran macho atacando, las carreras...... 

La oscuridad de la noche no me permitía ver todo lo que me hubiera gustado y mi cerebro no acertaba a procesar todo la información que recibía de tantos frentes distintos pero por fin, estaba asistiendo a un ataque real de una manada de leones. 
Todo apunta a que se trató de un intento fallido ya que lo último que pude ver fue al gran macho huyendo perseguido por varios búfalos enormes pero todo parecía indicar que aquella noche no tendría un final feliz para alguno de aquellos búfalos. La noche era muy larga....

Cuando nos disponíamos a abandonar el lugar, apareció una leona con dos crías
De nuevo la leona se acercó a nuestro coche para detenerse justo a mi lado, volviendo a sembrar la inquietud por unos instantes. Vaya día me están dando los gatitos.... 
El final de safari está resultando fascinante y por supuesto, nunca voy a olvidar los momentos vividos con los leones de Luangwa en el día de hoy. 
Ahora sí, con un importante retraso sobre el horario permitido, reemprendemos el regreso al lodge pero aún tendremos ocasión de ver alguna hiena, una gineta, una civeta y un bonito búho. 




Llegamos al lodge entusiasmados y nos pasamos toda la cena comentando excitados los emocionantes momentos vividos. 
Es hora de retirarse a nuestros aposentos. 
Mañana madrugaremos por última vez para hacer nuestro último safari en South Luangwa
Ya veremos qué nuevas emociones nos aguardan...... 

Video de la jornada 




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