25 diciembre 2019

Landmannalaugar. Las Tierras Altas islandesas.



Durante toda la noche no ha dejado de soplar un viento impresionante al que intermitentemente acompañaba el inconfundible sonido de la lluvia cayendo sobre el tejado de nuestra cabaña.
No eran los mejores augurios para llevar a cabo la ruta que deseábamos hacer hoy.

Son las 7 de la mañana y todo el grupo se encuentra ya desayunando mientras  visiblemente desanimados, observamos cómo las cortinas de agua se suceden frente a las ventanas de nuestra cabaña.
Hoy es 22 de Setiembre y la principal razón por la que daremos la vuelta a la isla en sentido contrario a las agujas del reloj, no es otra que intentar llegar a Landmannalaugar antes de que el hielo y la nieve provoquen el cierre de sus carreteras de acceso. Nos encontramos en las fechas límites para hacerlo ya que a mediados de Setiembre, las agencias dejan de organizar los tours a las Tierras Altas por las adversidades climatológicas.
Y desde luego, el panorama que observamos a través de la ventana mientras desayunamos, no invita al optimismo.

Montamos en nuestro coche para salir rumbo a este lugar de nombre
impronunciable, con la moral bastante afectada ya que según avanzamos, los limpias de nuestro coche no daban abasto con la cantidad de agua que nos estaba cayendo encima. 
La primera tarea del día sería llenar el depósito de nuestro coche antes de adentrarnos en zonas desabastecidas.
Pero increiblemente, a partir de aquí, el tiempo comenzó a mejorar por momentos, la lluvia cesó y hasta podíamos vislumbrar tímidamente algún trocito de cielo azul mientras nos internábamos por espectaculares campos de lava donde la arena iba dejando paso a espectaculares rocas de obsidiana.
Pero desgraciadamente la tregua climatológica nos duró muy poco. Según nos aproximábamos a nuestro objetivo, el cielo se volvió a tornar gris oscuro justo unos instantes antes de volver a derramar sobre nosotros, agua a discrección.





 

LANDMANNALAUGAR
 


Landmannalaugar se encuentra en el interior de la Reserva Natural de Fjallabak ( la espalda de la montaña ), ubicada en las Tierras Altas del Sur o lo que es lo mismo, en un recóndito lugar donde extrañas montañas de colores contrastan con paisajes en blanco y negro donde los infinitos campos de lava de obsidiana se extienden a lo largo de interminables kilómetros.
La Reserva Natural de Fjallabak es famosa por ser la zona más rica en riolita de toda Islandia. La riolita no es otra cosa que una roca volcánica que posee propiedades  y colores muy característicos que confieren al paisaje una increible variedad de colores.
Este parque constituído en 1979 cuenta con una extensión de 47,000 hectáreas y se caracteriza por sus agrestes paisajes, sus coloridas montañas y sus escarpados valles, sin obviar por supuesto, su atractiva e increible actividad geotérmica. 
Cómo llegar a Landmannalaugar sin vadeos.
 
Cuando nos planteamos visitar esta zona, casi todos planeamos minuciosamente la forma más sencilla para hacerlo. A no ser que estés acostumbrado a cruzar ríos en coche, intentarás evitar este tipo de situaciones siempre que sea posible.
No olvidemos que para llegar hasta aquí deberemos adentrarnos en las temidas carreteras " F ", sólo aptas para vehículos 4X4 aunque mejor debería decir, sólo permitidas para este tipo de vehículos.
 
En verano, hasta mediados de Setiembre, se puede llegar en transporte público o a través de algún tour organizado. 
Pasadas esas fechas sólo se podrá acceder hasta allí en los llamados superjeeps
No resulta difícil encontrar información en Internet, si deseas hacerlo de alguna de estas maneras pero yo me centraré en indicar cómo llegar hasta Landmannaulagar en tu vehículo 4X4 de la manera más sencilla posible y evitando vadear ríos, desde Reykiavik, Selfoss o alrededores.


 
Partiendo de la localidad de Selfoss, deberás seguir las siguientes instrucciones:
  • tomar la carretera 1, dirección noreste, durante 15 kms,
  • tomar la desviación a la izquierda hacia  la 30 por donde circularemos 18,5 kms
  • tomar a la derecha la 32 durante casi 51kms 
  • tomar la F26 durante 20 kms 
  • tomar un desvío a la derecha para entrar en la F208 en la cual circularemos 30,5 kms ( 6 kms por asfalto )
  • tomar desvío a la derecha hacia la F224 que nos lleva en menos de 2 kms al parking existente antes de cruzar el río para llegar al camping 500 metros más adelante. 

Si no quieres cruzar el río puedes aparcar antes de llegar a él. 
Finalmente tan sólo haremos unos 27 kms por pista no asfaltada.



 

Todas estas instrucciones pueden parecer demasiado liosas pero no debemos olvidar que siempre podremos utilizar las aplicaciones de nuestros teléfonos ya que no supondrán ningún gasto adicional ; las tarifas serán exactamente las mismas que en España.
Puedes guardar mi ruta y abrirla en " Maps " cuando desees. Sólo deberás seguir el camino ya trazado.




Cuándo visitar y qué hacer en Landmannalaugar.  


Este es otro aspecto muy a tener en cuenta ya que los accesos a esta zona suelen cortarse una vez finaliza el verano y no volverán a abrirse hasta el próximo verano. 
Las fechas exactas varían cada año y lo mejor para saber si las carreteras están abiertas, es consultarlo en esta web.
Solamente los tours que utilizan los vehículos llamados " superjeeps " podrán acceder a la zona en invierno.
Por lo tanto, para poder disfrutar de los característicos colores que ofrece Landmannalaugar, lo más recomendable es que lo hagas en verano, cuando
es más difícil que la nieve  haya cubierto los bellos colores de sus montañas.
 
Si deseas hacer el mítico sendero de Laugavegur que une Landmannalaugar con la Reserva Natural de Þórsmörk, debes saber que necesitarás emplear cinco días y cuatro noches para recorrer los 55kms que separan ambos puntos.
Para los que sólo desean hacer rutas de unas horas, el lugar ofrece numerosos recorridos de diferente duración.
Por último, advertirte de que incluso en verano puedes encontrarte con un clima claramente adverso así que vete preparado para todo. 
 

Mi experiencia en Landmannalaugar
 
Como ya he comentado anteriormente, mi visita tuvo lugar a finales de Setiembre, una fecha en la que habitualmente los accesos a Landmannalaugar suelen estar ya cerrados.
Apenas nos encontramos con ningún coche en el camino, lo que unido a la escasa luz existente a causa de las inclemencias climatológicas y el desolador paisaje desértico de rabioso color negro, conseguieron agudizar de manera ostensible, la sensación de que nos estábamos internando en un territorio inhóspito y peligroso.
Por otro lado, la cercanía del que en la Edad Media se consideraba una de las Puertas del Infierno, el amenazador volcán Hekla, añadía adrenalina a la jornada. 
Según los expertos, el volumen de magma acumulado en su interior ha crecido espectacularmente en los últimos años y se espera una gran erupción en cualquier momento.



Realmente, no es sencillo describir las sensaciones que recorren tu cuerpo cuando te encuentras aislado en completa soledad, en medio de un amasijo de rocas volcánicas, mientras un potente viento lanza sin compasión el agua de lluvia contra tu cara.
Cuando bajamos por primera vez del coche para intentar plasmar en una fotografía, la rudeza de aquel lugar, fui plenamente consciente de que se trataba de una misión imposible. Había que estar allí...













Los típicos musgos y plantas que crecen en este tipo de terrenos, comenzaron a dejarse ver suavizando con sus colores pastel, la rudeza del árido terreno volcánico en el que nos encontrábamos.
A falta de 27 kms para llegar, el asfalto desapareció y el viaje se tornó más agitado aunque llegamos hasta el río que se cruza en la pista antes de llegar al cámping, sin ninguna dificultad.
Era el primer río que se interponía en nuestro camino y lo cierto es que no nos atrevimos a cruzarlo. El cámping estaba a unos 500 metros y no merecía la pena arriesgarse.

Aparcamos y nos miramos unos a otros mientras las cortinas de agua se sucedían ante nosotros. El día no invitaba a salir del coche pero después de llegar hasta allí, yo no estaba dispuesto a renunciar a explorar, aunque fuera mínimamente, los alrededores.
Salimos hacia el cámping sin saber exactamente si a estas alturas del año aún habría algo abierto y al llegar comprobamos que a excepción de los baños y una pequeña oficina donde nos dieron alguna información, no había nada más que ver.
El grupo no tenía clara la decisión a tomar y aunque algunos no estaban por la labor de pillar una mojadura considerable, cuatro valientes decidimos emprender una ruta de 7 kms
que nos llevará alrededor de 3 horas .




 

Una breve ascensión de unos minutos ya permite unas vistas espectaculares al valle, antes de adentrarse en el campo de lava de Laugahraun
Tras atravesar un cómodo camino entre grandes rocas de basalto y obsidiana, unas grandes columnas de humo se elevan a nuestra izquierda,  revelando la intensa actividad geotérmica de la zona. 
De frente se abre otro espectacular valle que nos deja sin palabras. La niebla aparece y semidesaparece intermitentemente, dejándonos disfrutar por momentos del sobrecogedor paisaje.










 
Avanzamos a través del valle hasta encontrarnos con unas empleadas del parque que estaban retirando cuerdas y postes que señalan y limitan los caminos. Parece ser que al finalizar la temporada de verano, los retiran cada año.
Nos preguntan qué ruta pensamos hacer y nos advierten de que el viento sopla muy fuerte en las zonas altas y que extrememos las precauciones.
Casi al final del valle, un estrecho sendero a nuestra izquierda asciende por una corta pero exigente cuesta que promete excelentes vistas.









 
Apenas comenzamos a subir, el viento comienza a dejarse notar con fuerza y la niebla se adueña del lugar de forma definitiva. Desde luego, el clima no nos está acompañando pero las duras condiciones en las que nos movemos, nos sirven para saborear Islandia en estado puro. 
Lluvia, viento y frío conforman una mezcla típicamente islandesa que ya nunca olvidaremos.
Aún nos queda seguir ascendiendo hasta llegar al Volcán Brennisteinsalda a través de un estrecho sendero que flanquea su ladera y donde habrá que extremar las precauciones debido al fuerte viento existente.










Cuando llegamos a la cima, a casi 1000 metros de altitud, el viento amenaza con lanzarnos literalmente volando por los aires. No es seguro permanecer allí mucho tiempo así que emprendemos el pronunciado descenso que nos lleva de nuevo al campo de lava de Laugahraun pero pasando ahora por el mirador de Brennisteinlag, donde disfrutaremos en primera linea de las fumarolas que vimos a lo lejos cuando comenzamos la ruta.
Al cobijo de las montañas y volcanes que nos rodean, ya no estamos tan expuestos al viento aunque éste sigue empeñado en hacerse sentir , inyectando el agua de la lluvia a través de nuestra ropa. 
Empapados pero absortos por el paisaje que nos rodea, permanecemos inmóviles observando las fumarolas que salen de las entrañas de la tierra casi a nuestros pies, saturando el aire con su inconfundible olor apestoso y dejando bien claro que este volcán está muy vivo.












 
Ya sólo quedaba atravesar de nuevo el campo de lava para volver al cámping donde el resto del grupo nos esperaba.
Cuando llegamos al cámping, la lluvia y el viento continuaban sin dar tregua pero observamos sorprendidos cómo los escasos visitantes de la zona se paseaban en traje de baño como si el desapacible tiempo no les afectara en absoluto. La explicación estaba un poco más adelante, donde todos se dirigían para darse un baño al final de la jornada, en las pozas de agua caliente de Landmannalaugar.
Nosotros ya habíamos tenido bastante agua por hoy así que nos acercamos hasta el coche para cambiarnos de ropa y comer unos bocadillos antes de reemprender el camino de vuelta a casa.

A pesar de que el tiempo no nos ha acompañado, estamos muy satisfechos por haber podido conocer, aunque sea someramente, este precioso rincón del planeta ya que no es fácil lograrlo en las fechas en las que nos encontramos. Sin ir más lejos, la semana pasada las carreteras estuvieron cerradas debido a unas fuertes nevadas, según nos acaban de comentar unos excursionistas. Al final, tendremos que reconocer que hemos tenido suerte.


Nuestra ruta:
 
Es hora de arrancar y abandonar este bello infierno perdido en las Tierras Altas islandesas para dirigirnos al confort de nuestra cabaña, en Hveragerdi, donde celebraremos como se merece, el éxito de la jornada.
Conforme vamos dejando atrás las Tierras Altas, el tiempo va mejorando y cuando llegamos a casa, tenemos oportunidad de ver un bonito atardecer desde la terraza de nuestra cabaña.





 

Mientras rememoramos los mejores momentos de la jornada, preparamos unas ensaladas, una sopa calentita, y unos filetes de carne acompañados de champiñones y patatas fritas. Abrimos una botella de vino y brindamos felices por el éxito de la jornada.
Mañana abandonamos esta acogedora cabaña para seguir nuestra ruta rumbo a Vík í Mýrdal.

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