05 febrero 2020

De Vik a Hofn.


Nos levantamos apenas ha amanecido. El día continúa como acabó ayer ; lluvia, viento y una densa capa de niebla, conforman una desapacible mezcla que nos empuja a abandonar este lugar en busca de una climatología más favorable. Ayer pensamos que quizás hoy amaneciera, al menos sin niebla, para acercarnos de nuevo a Dyrhólaey y la Playa de Reynisfjara con objeto de disfrutar del paisaje que ayer nos resultó imposible a causa del mal tiempo. 
Pero no ha sido posible, tendremos que abandonar este lugar ya que durante la jornada de hoy nos aguardan demasiados alicientes como para sentarnos a esperar a que la niebla desaparezca.
Una lástima abandonar Vik sin poder disfrutar de los paisajes que lo rodean pero el tiempo en Islandia es así y ya sabíamos que era algo que podía suceder.
Borrón y cuenta nueva...


Ruta de la jornada

 

La jornada de hoy estaba marcada en rojo en mi libreta particular. 
Tenía muchos puntos marcados en el desplazamiento desde Vik a Hofn y sabía que iba a resultar imposible verlos todos pero lo que no nos diera tiempo de ver hoy, podríamos verlo mañana ya que íbamos a pasar dos noches en Hofn, precisamente por ello.
Teníamos por delante unos 280 kms hasta llegar a Hofn, unas tres horas de coche, a las que habría que sumar el tiempo dedicado a las visitas previstas. 

Ayer por la noche decidimos eliminar algunas visitas, bien porque nos parecían evitables o bien porque nos exijían una pérdida de tiempo excesiva.
Así pues nuestro programa para hoy, siempre sujeto a cambios imprevistos, sería el siguiente...



Nuestras visitas de Vik a Hofn

  • Campos de lava de Eldhraun. Asombrosos campos de lava totalmente recubiertos de musgos y líquenes. Deberemos recorrer 63 kms desde Vik para llegar hasta aquí.
  • Cañón de Fjaðrárgljúfur. Estrecho y agreste cañón con vistas espectaculares. Tan sólo a 6 kms de la anterior visita, siguiendo la carretera principal.
  • Cascada Foss a Sidu. Con más de 80 metros de altura, se encuentra muy cerca de la carretera, a unos 20 kms del punto anterior, el Cañón de Fjaðrárgljúfur.
  • Dverghamrar. No deberemos avanzar apenas un km para encontrarnos con esta curiosa formación rocosa de columnas basálticas hexagonales.
  • Cascada Svartifoss. Singular cascada flanqueada por columnas basálticas negras. La distancia recorrida desde Dverghamrar, gira en torno a los 56 kms.
  • Glaciar Skaftafellsjökull. Lengua glaciar a la que se puede acceder a través de un corto paseo. Se visita desde el mismo aparcamiento que el anterior punto.
  • Lago Glaciar Jökulsárlón. Espectacular Lago Glaciar habitualmente repleto de icebergs. Deberemos recorrer casi 60 kms desde la parada anterior.
  • Diamond Beach. Playa negra en la que se pueden encontrar numerosos trozos de hielo de variadas formas y tamaños. Accesible andando desde el Lago Jokulsarlon.
  • Hofn. Localidad de unos 2000 habitantes donde nos alojaremos dos noches. A casi 80 kms de Diamond Beach.

No eran las 8 cuando ya estábamos montados en el coche, listos para la aventura. Diez kilómetros nos separaban de Vik donde teníamos pensado parar para echar gasolina. 
En el grupo todavía había gente que confíaba en un milagro y esperaba que la niebla desapareciera al llegar a Vik para poder ver las columnas basálticas y la cueva de Reynisfjara pero desgraciadamente ésto no ocurrió.
Apenas habíamos parado en la gasolinera cuando comenzó a diluviar como si las compuertas del cielo se hubieran abierto del todo. Qué forma de llover!! ⛆⛆⛆
Salimos de allí disparados con la esperanza de que el tiempo mejorara a lo largo del día porque de lo contrario, la jornada iba a resultar muy dura. 

Ibamos devorando kilómetros pero la lluvia y la niebla se empeñaban en erigirse como protagonistas indiscutibles. No se veía absolutamente nada.
Nuestras caras eran un poema ya que todo parecía indicar que el tiempo no iba a cambiar pero en Islandia todo es posible y cuando estábamos llegando al primer punto previsto, la lluvia cesó y la niebla se disipó lo suficiente como para dejarnos ver unos cientos de metros a nuestro alrededor.



Campos de lava de Eldhraun

Llevábamos un rato atravesando un curioso paraje ya que a pesar de tratarse de un campo de lava, su increible verdor parecía indicar que nos estábamos moviendo por fértiles praderas.
Pero no, toda esta área que estamos cruzando tuvo su origen en una devastadora erupción del volcán Laki que tuvo nefastas consecuencias en muchas partes del mundo, allá por finales del siglo XVIII. 
A día de hoy, el campo de lava de Eldhraun cuenta con una extensión aproximada de 565 km² y la densa capa de musgos y líquenes que cubren sus rocas volcánicas ocultan su color originario para mostrar un sorprendente y mullido colchón verde.
La carretera es estrecha y no ofrece demasiados sitios donde poder parar pero existen algunos lugares habilitados para estacionar tu vehículo e incluso hacer algún pequeño recorrido. Hasta este punto señalado en el mapa, llevamos recorridos unos 63 kms desde Vik.
Una parada interesante que no te hará perder apenas tiempo.



Cañón de Fjaðrárgljúfur
 



Sólo debemos avanzar 6 kms para llegar al parking que nos permitirá visitar este bonito cañón tras un paseo de apenas 2kms.
Se trata de un espectacular paisaje que te permitirá asomarte al cañón en varios puntos del recorrido. Las paredes verticales que conforman el estrecho cañón, surcado por el río Fjaðrá, alcanzan alturas máximas próximas a los 100 metros.
En su punto final, varias caídas de agua complementan unas vistas ya de por sí espectaculares.
Una visita relajada, parando en los distintos miradores sin prisas, te puede llevar una hora ida y vuelta. 
En nuestro caso disfrutamos de la visita enormemente ya que a la belleza del lugar, se sumó una tregua `por parte de la lluvia que ya nadie esperaba. 
El camino de vuelta ya no fue lo mismo porque el cielo volvió a tornarse negro y nos empapamos una vez más. Pero ya no nos importó tanto...




Cascada Foss a Sidu
 


Tras la visita al cañón continuamos nuestra ruta durante 20kms hasta llegar a nuestro siguiente punto. 
No es a mi parecer una cascada de visita obligada pero su altura de 80 metros y la cercanía a la carretera por la que circulamos, hace de esta caída de agua una parada habitual. No es una parada que requiera mucho tiempo ya que dejarás el coche muy cerca y ello contribuye a que seamos muchos los que no nos podamos resisitir a hacer una breve parada.



Dverghamrar
 


Muy cerca, a menos de un km, hacemos otra parada para acercarnos hasta unas formaciones basálticas compuestas de columnas hexagonales.
Estas formaciones originadas a finales de la Edad de Hielo, son hogar de misteriosas criaturas como enanos y elfos.
Una leyenda que data de principios del siglo pasado, asegura que una niña que vivía en una granja cercana fue testigo de sus cantos que no dejó de escuchar hasta llegar a su casa.
Nuestra experiencia no resultó tan excitante ya que llovía intensamente y una vez más, el viento convirtió la visita en algo visto y no visto. Un par de fotos y vuelta al coche volando.



Cascada Svartifoss
 


Alrededor de 57kms nos separaban de la siguiente parada prevista.
El Parque Nacional Skaftafell era unos de los puntos fuertes del día y seguramente, al que más tiempo dedicaríamos ya que desde el aparcamiento visitaríamos el Glaciar Skaftafellsjökull y la Cascada de Svartifoss  .
Antes de llegar hicimos un par de paradas en la carretera para obtener una buena panorámica del Glaciar Skaftafellsjökull
En el mapa están marcadas ambas paradas pero si no tienes demasiado tiempo, yo te aconsejaría parar sólo en la segunda.



Una vez en el parque y con el coche aparcado, decidimos acercarnos en primer lugar a la cascada.
Svartifoss, la Cascada Negra, no nos iba a defraudar a nadie. 
Tras un paseo que va ascendiendo poco a poco, llegamos en primer lugar a una cascada rodeada de árboles con los atractivos colores otoñales.


Seguimos avanzando hasta llegar a un punto desde donde ya se puede observar a lo lejos la peculiar cascada. Mucha gente se queda aquí y se conforma con estas vistas pero yo aconsejo seguir el camino para llegar hasta su base.



Flanqueada por numerosas columnas basálticas hexagonales de intenso color negro, se convirtió para muchos en una de las cascadas más atractivas de Islandia.
No se trata de una caída de altura vertiginosa, ni cuenta con un caudal espectacular pero el pequeño rincón en el que se encuentra y los adornos basálticos que la rodean, le confieren un encanto muy especial.






Glaciar Skaftafellsjökull



No deberemos mover el coche de donde estamos para acercarnos hasta este glaciar. Debemos andar menos de 2kms a través de un sencillo y llano camino para llegar a la base del glaciar.
Es curioso pero cada vez que nos acercamos a un glaciar, el tiempo mejora y disfrutamos enormemente de los agradables rayos de sol que nos acompañan.
Con la luz todo el paisaje cambia y la vegetación adquiere colores totalmente diferentes.
Nos tomamos el paseo con calma sacando numerosas fotografías mientras saboreamos gustosamente la caricia del sol en nuestra piel. Hasta llegamos a tener calor...🌞🌞🌞



  
Al llegar al lago glaciar, formados habitualmente por el deshielo de las lenguas glaciares, disfrutamos del frente de hielo que se muestra frente a nosotros y de los numerosos icebergs que flotan sobre el lago. 
Una vez más nos llama la atención el hecho de que tanto las formaciones de hielo como el mismo glaciar, se encuentran cubiertos de abundante tierra confiriéndoles un extraño color marrón. Esto se debe a la gran cantidad de sedimentos que arrastra.
Una agradable visita en la que el sol fue por fin protagonista.







Habíamos cumplido todos los objetivos previstos para esta jornada y con el sol brillando en el cielo, decidimos que era el mejor momento para sentarnos y dar buen cuenta de unos bocadillos de jamón a los que ayudamos a pasar con un vino rico que llevábamos a mano en el coche.
Un momento para recordar...
Nos quedaban aún casi 140kms hasta nuestro alojamiento en Hofn y muchas cosas para ver de camino pero dada la escasez de alojamientos existentes en esta zona, no habíamos tenido más remedio que alojarnos en Hofn y dejar varias visitas para mañana, desandando nuestros pasos.
De cualquier forma, a menos de 60kms se encontraba el glaciar más importante de Islandia y justo en su desembocadura al mar, uno de los puntos marcados en rojo en mi agenda particular.
Se trata de la Playa de los Diamantes, una playa de arena negra a la que ocasionalmente llegan trozos de hielo provenientes del glaciar cercano. 
Había leído mucho acerca de este lugar y sabía que no siempre se podía observar este curioso fenómeno por lo que, como íbamos bien de tiempo, seguramente podríamos hacer una breve visita hoy, en nuestro camino a casa.
Desgraciadamente, en cuanto abandonamos la zona del glaciar, el sol nos abandonó a nosotros y comenzó de nuevo a llover pero llegamos a Jökulsárlón con luz suficiente para hacer una visita rápida a los alrededores.

Lago Glaciar Jökulsárlón


El lago glaciar más grande y más famoso de Islandia se encontraba a menos de 60kms del  Parque Nacional Skaftafell y cuando estábamos llegando a sus orillas, nos quedamos absortos al vislumbrar los enormes y azulados icebergs que se amontonaban en sus aguas.
Efectivamente, al llegar al puente que cruza el lago antes de conectar con el mar, las imponentes masas azules de hielo nos cautivaron inmediatamente. Aparcamos en el parking junto al lago y salimos disparados para ver de cerca aquel espectáculo.
Las moles de hielo tenían un color espectacular y parecían estar varadas en el fondo sin posibilidad de seguir su camino hacia el mar. Las focas aparecían y desaparecían entre los bloques de hielo a la vez que gaviotas, charranes y otras aves sobrevolaban la zona.





No podíamos haber elegido otro lugar mejor para acabar la jornada pero aún nos quedaba por explorar la cercana Diamond Beach. ¿ Habría diamantes ?

Al otro lado del puente, en un aparcamiento junto a la playa, vimos bastantes coches y gente andando por la playa por lo que imaginamos que se encontrarían buscando los ansiados diamantes.  
De no estar lloviendo nos hubiéramos acercado andando pero como llovía bastante, optamos por hacerlo en coche.



Diamond Beach

Como ya he comentado, el lago glaciar de Jökulsárlón está repleto de icebergs que se desprenden del glaciar Breiðamerkurjökull. Estos icebergs son arrastrados hacia el mar, adentrándose en él hasta que las olas los van desintegrando lentamente. Pero dependiendo de los vientos y las corrientes, en ocasiones estos espectaculares trozos de hielo son nuevamente devueltos a tierra firme, quedándose varados en las playas de la zona.
Estas playas, como casi todas en Islandia, son de un intenso color negro y el contraste entre la negra arena y los enormes pedruscos de hielo, conforman un escenario que a mi entender resulta abrumador.
Nos acercamos con la esperanza de encontrar algún trozo de hielo en la playa y cuando llegamos, descubrimos con indisimulada emoción que esta vez los Elfos estaban de nuestra parte.
Tengo que decir que a nivel personal, este fenómeno y el paisaje que conforma, ha sido uno de los más impresionantes y alucinantes que he visto en mi vida.
Por un momento parecía que había entrado en una extraña dimensión en la que los colores habían desaparecido y sólo existían el blanco y el negro. Si no hubiera sido por el intenso color azul que lucían algunos trozos de hielo, hubiera pensado que tanto mis ojos como mi cámara de fotos, habían sufrido daños irreparables.
Un increible lugar que nunca olvidaré.





Ahora sí, había llegado el momento de dar por finalizadas las visitas. No sabíamos si nos iba a dar tiempo de visitar estos lagos glaciares hoy y por eso decidimos dormir dos noches en Hofn
Mañana regresaríamos de nuevo a esta zona para visitar de nuevo la Playa de los Diamantes, el lago Jökulsárlón y el cercano Fjallsárlón que aún no habíamos visto.
Algo menos de 80kms nos separaban de Hofn donde habíamos reservado dos cabañas diminutas para cuatro personas cada una, en un cámping.
Los alojamientos en esta zona son bastante caros y lo único que encontramos ajustado a nuestro presupuesto, fueron estas cabañas.

Llegamos ya de noche y tras registrarnos en recepción, nos dieron las llaves de nuestras cabañas.
Pagaremos 128€ por cada cabaña, una barbaridad por lo poco que ofrecen pero no hemos encontrado nada mejor. 
Un minúsculo habitáculo con dos literas a cada lado, una pequeña sala-cocina y un pequeño baño sin ducha, será nuestro hogar durante las dos próximas noches.
Las duchas se encuentran en las instalaciones principales y además funcionan con monedas. Afortunadamente, nos han dado unas monedas en recepción porque nosotros llevamos todo el viaje sin tocar dinero islandés.

Somos seis así que en una cabaña sólo dormirán dos personas por lo que decidimos dejar allí los equipajes y la comida.
Nos reunimos todos en esta cabaña y tras preparar una sopa caliente a la que acompañamos con embutidos variados y vinito rico, apaciguamos nuestros vacíos estómagos para poner fin a una memorable y espectacular jornada.
Mañana esperamos gozar de buena suerte y disfrutar de nuevo de los increibles lugares que hoy hemos visitado fugazmente.

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